A poco más de 1h desde Madrid, Segovia: Patrimonio de la Humanidad en 1985 por sus monumentos, como el Acueducto, la Catedral, el Alcázar, el Azoguejo, el Barrio de Canonjas, la Casa de la Imprenta, la Casa de la Inquisición y la Casa de la Qumica.
El Acueducto está formado por 166 arcos y se cree que es el resultado de un pacto entre una muchacha y el diablo. La Catedral marca los límites entre la Plaza Mayor y la Judera Vieja. El Alcázar es una residencia real del siglo XIII y fue el centro de investigación de Louis Proust.
La Casa de Antonio Machado, el Barrio de Caballeros, la Sinagoga Vieja, las Murallas de Segovia, La Judera, el Museo de Arte Moderno Esteban Vicente y otros museos de Segovia merecen una visita. Merece la pena visitar la antigua Casa de Huéspedes, el Barrio de Caballeros, la Sinagoga Vieja, las Murallas de Segovia, La Judera, el Museo de Arte Moderno Esteban Vicente y otros museos.
Segovia fue abandonada por sus habitantes tras la invasión musulmana, pero recuperó su energía en el siglo XI. En la Edad Media, se convirtió en sede de la corte real e Isabel la Católica fue coronada reina de Castilla. En los siglos XVI y XVII, aristócratas y ricos manufactureros se instalaron en ella, dotando a la ciudad de una maravillosa arquitectura. En el siglo XIX fue invadida por franceses y carlistas, pero más tarde se convirtió en refugio de artistas e intelectuales como Zuloaga y Antonio Machado.
Los populares mercados al aire libre ofrecen legumbres, verduras, flores, ropa y repostería tradicional. El secreto de la rica gastronomía segoviana reside en la calidad de los productos locales, como setas y hongos, frutas y verduras, y truchas. La especialidad segoviana es el cochinillo o cerdo asado, que se trincha con el lateral de un plato. Segovia es conocida por su tradicional cochinillo asado, que se puede degustar en el Mesón de Cándido, el restaurante José Mara, el Horno de Juan y el barrio de Zamarramala.
Para completar el menú, las monjas de clausura y los pattisiers elaboran productos de repostería como rosquillas, soplillos, florones, ojuelas y ponche segoviano. Una de las fiestas más tradicionales de Segovia se celebra en el barrio de Zamarramala el domingo más próximo al 5 de febrero.